Esto era una vez un pueblo chiquitito
pero muy bonito y en el vivía una niña, en una casa que tenia un huerto. Un día
fue a tender una madeja de lino, en el huerto, para hacer un abrigo y cuando
fue a regarlo se encontró con su amiga que la acompaño mientras lo regaba.
Cuando terminaron se fueron cada una a su casa y por la tarde fue ella al
huerto a recoger la madeja de lino y ya no estaba. Entonces, ella le dijo a su
amiga que tenia que ser ella la que se había llevado la madeja. Todo el pueblo
la miraba como una ladrona cuando la amiga se entero lo que la gente decía fue
a su casa y le juro que ella no había sido, pero no la creyó y se pico con
ella.
Paso algún tiempo y fueron los
albañiles a la iglesia a repasar el tejado y cual fue su sorpresa cuando allí
en el nido de la cigüeña estaba la madeja de lino. La echaron al suelo y cuando
la niña se entero fue a su casa y le pidió perdón por haberla acusado sin tener
pruebas.
Y así termina este cuento.
Antes de acusar a nadie sin tener
pruebas acuérdate de la cigüeña.