23 may 2013

EL TIO QUINCLIN



Había una vez un hombre al que llamaban Tío Quinclín. Un día unos ladrones le querían robar y lo cogieron, lo metieron en un saco y lo subieron a un burro para echarlo por el Tajo de Ronda.
Los ladrones pararon en una taberna y el el Tío Quinclín no paraba de llorar. En ese momento pasaba por allí un hombre muy tonto y al escucharlo le preguntó que por qué lloraba. El Tío Quinclín le respondió que lo llevaban a casarse con la hija del rey y él no quería. Entonces este hombre tan inocente le propuso cambiarse por él. Dicho y hecho: sacó al Tío Quinclín del saco y se metió él. Cuando los ladrones salieron de la taberna cogieron el saco y lo tiraron por el Tajo.
Ya cuando volvían los ladrones vieron a Quinclín con una piara de cabras y chivitos. Se fueron para él y le preguntaron que por qué no estaba muerto, a lo que Quinlcín contestó:
Porque mientras más alto me tiran más cabras saco y mientras más altito más chivitos.
Entonces los ladrones le pidieron que los echaran a ellos por el Tajo para así tener ellos también cabras y chivitos.
El Tío Quinclín los echó a todos por el Tajo de Ronda y a un cura que por allí pasó también lo echó.
Y... colorín colorado este cuento ha terminado.

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