Había una vez un pueblo en el que siempre por Navidad caía mucha nieve. Pero se acercaba la Navidad y la nieve no venía, los vecinos de aquel pueblo comentaban entre sí, ¡estas navidades no van a ser lo mismo sin la nieve! Los niños oían lo que decían los mayores.
En una de estas casas vivía un matrimonio que tenía una niña que se llamaba Alicia de siete años y un hermanito que se llamaba Pablito con 5 años. Alicia era una niña muy espabilada, los niños estaban asomados a la ventana esperando ver caer los copos de nieve, pero no caían. Alicia le propuso a su hermano ir al jardín a ver si pasaba Papa Noel y le pedimos que caiga nieve para la Navidad, salieron sin pedir permiso a sus padres y andaban de un lado a otro, la cancela del jardín estaba abierta y sin darse cuenta se fueron alejándose, el bosque estaba solitario y pronto anocheció El cielo estaba nublado y Papa Noel no aparecía por ninguna parte, los niños quisieron volver pero cuando se dieron cuenta estaban muy lejos de su casa y perdidos en el bosque, sintieron frío y cansancio. El niño le dijo a su hermana
· ¡Alicia estoy cansado, yo ya no puedo caminar!
· Vamos a sentarnos Pablito, no te preocupes. Sentémonos detrás de este matorral para no pasar tanto frío.
Abrazo a su hermano para protegerlo del frío y darle un poco de calor, pero cada vez hacía más frío, y fue anocheciendo, los niños se quedaron dormidos, mientras dormían paso por allí una cierva muy bonita y al ver los niños tan juntitos se acercó a ellos y los acarició con su hocico. La cierva se retiró y dio un silbido y al momento apareció un gato blanco muy esponjoso, después apareció una ardilla muy saltarina con su cola en alto, los tres animales estuvieron hablando entre ellos en su lenguaje y empezaron a correr de un lado a otro y aparecieron unos gatos gordos y lustrosos y una ardilla. Rodearon a los niños muy cerquita para darles calor. Alicia despertó con miedo pero al ver los animales que le estaban dando calor se tranquilizó.
A lo lejos empezaron a oírse cascabeles de los remos y el chirrido de un trineo Ho, Ho, Ho... que pasa aquí la cierva habló con Papa Noel que entendía todos los lenguajes y le contó que había encontrado a estos niños perdidos. Papa Noel llamo a los niños y los subía en el trineo, voy repartiendo juguetes a los niños pobres y a los niños buenos, de paso os llevaré a vuestra casa. Los niños asombrados subieron al trineo, y subieron por encima de las nubes, los niños no podían dar crédito de lo que estaba pasando, que bonito estaba el cielo con las estrellas tan brillantes, la luna parecía más grande, subían y bajaban vieron muchos pueblos cercanos, las ventanas de las casas estaban iluminadas y a través de los cristales se veían a la gente celebrando la Navidad, con sus árboles decorados y adornos de navidad decorando sus portales.
Papa Noel, le dijo que pronto nevaría en su pueblecito, entonces ellos les dieron las gracias.
Los niños entraron por la ventana de su habitación, sus padres no se habían dado cuenta de su ausencia, creían que estaban dormidos. Cuando él se alejo empezaron a caer copos de nieves, los habitantes del pueblo empezaron a reír y a cantar villancicos, vitoreando ¡ya llego la Navidad!, el niño Jesús va a nacer que nos traiga “Salud y Paz”.
Al abrir la ventana, encontró un diario con las pastas doradas, al abrirlo tenía una nota que decía:
Los niños no deben alejarse de su casa sin el permiso de sus padres no lo olvides nunca, os dejo este diario para que escribías vuestra aventura. A Pablito le dejo una armónica para que toque las canciones de Navidad.