En mis sueños de
la infancia, solo veía gloria y paz.
Hoy veo lo contrario,
será cosa de la edad.
Recordando viejos
tiempos, añoro algunas cosillas,
empezando por la
siega, la sementera y la trilla.
¡Qué bonitos que
son, mis recuerdos de chiquilla!
Con un sombrero
de palma, la bata y las zapatillas
Yo me subía en el
trillo… eso era maravilla.
Que alegre era la
vida, qué bonita y qué sencilla.
Con mis veinte
primaveras y llena de fantasía,
empecé a conocer
algo, que antes desconocía:
lo de tener
novio, que hasta entonces no tenía,
y ahí empecé a
descubrir, las cosillas de esta vía;
amores de
juventud, rebosantes de alegría,
y que parecen una
cosa y después…son madre mía,
dolores de cabeza
que te producen jaqueca,
a todas horas del
día.
Yo quisiera
seguir siendo la niña que era,
soñando como
soñaba, hasta el día que me muera,
recordando
aquellos tiempos de siegas y sementeras,
y también quiero seguir, cumpliendo cien primaveras.
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