1 mar 2011

A UN ABUELO FELIZ


Por Francisco López Martínez

     Sentado en la terraza de un bar que hay en una placeta acogedora, tranquila, con una fuente en el centro, algunos viejos en los bancos. fui espectador, como siempre, de una escena del teatro de la vida, sencilla, hermosa como la juventud, suave y pacífica como la vejez.
     Al poco tiempo de estar allí,  se acercó a la sombra que protegía del sol, un abuelo joven con el cochecito del niño, colocó el coche de forma que no diese el sol al niño, del que yo no veía nada más que unos pies empeñados en quitarse los zapatos, nada más llegar, el abuelo comenzó a hablar al niño, siempre las mismas palabras. ¡!que bonita es mi niña!! Que bonita es mi niña!!, pero era tanto el cariño que transmitían y tanta la dulzura, que parecían siempre diferentes, al poco tiempo se acercó una joven señora, la conozco un poco de habarla vista trabajar en el pequeño bar, y continúo igual que el abuelo, mismas palabras, mismo cariño, misma música, le pregunté si era hija suya, me contesto que sobrina, la escena siguió largo tiempo; el abuelo giró el coche para proteger del sol al niño, le ví la carita, sonriente, feliz y yo conteniendo unas lágrimas oí desde lo más profundo de mi sensibilidad las mismas palabras que mil veces he repetido a una nietecilla.

1 COMENTARIOS:

Anónimo dijo...

Muy interesante la idea de este blog. A sí habrá oportunidades para las personas mayores de dejar por escrito lo que quieran decir.